Una persona de cada cinco, es adolescente (de 10 a 19 años de edad). Lo que acontece en este periodo de vida, tiene repercusiones durante el resto de su existencia que afectan tanto al individuo, como a la salud pública. |
La diferencia entre adolescentes y los niños, radica en la autonomía creciente que se va presentando. Su salud y desarrollo están determinados por la toma de sus propias decisiones, por sus comportamientos y relaciones.
La adolescencia trae consigo un aumento en la capacidad para el pensamiento abstracto, la visualización del futuro, la empatía y el idealismo. El cuestionamiento de sí mismo y la reproducción. Sin embargo el aprovechamiento de estas capacidades depende del entorno en el que vive.
Esta etapa de transición entre la infancia y la adultez, posee una singularidad, la expresión de sus emociones; la que no siempre es de manera verbal, se utilizan expresiones en otros aspectos como: tipo de ropa, tipo de música, visitar ciertos lugares, creación de cuentas en diversas redes sociales, los chats, mensajes en celulares, las pintas de bardas, deportes extremos, etc. Todas estas son formas de expresión y modos de transmitir emociones.
Como adolescente, debe pretenderse ser el mejor ya sea como estudiante, amigo o amiga, hijo o hija, etc. La belleza real del ser humano se proyecta en sus valores y sentimientos: amor, amistad, lealtad, sinceridad, respeto, responsabilidad, justicia, humildad, sencillez, solidaridad, paciencia, tolerancia, generosidad, orden, fortaleza y otros más. Los valores establecen lo que se considera bueno, correcto o deseable.
Intervienen en la forma de interpretar el entorno, de la expresión, del trato a los demás, de pensar en uno mismo e imaginar las aspiraciones y anhelos, la manera de conducirse por la vida.