Lactancia materna y alimentación complementaria

Lactancia materna y alimentación complementaria

Modificado: Viernes, 28 Febrero 2020
La alimentación del niño desde su nacimiento hasta los seis meses debe ser única y exclusivamente con leche materna. No debe darse ningún otro alimento ni bebida (ni siquiera agua).

 

Lo recomendable es dar el pecho en la primera hora de vida del nacimiento, para que el recién nacido reciba el calostro (primera leche).

Al respecto cabe indicar que la leche materna brinda una protección especial debido a que contiene células vivas (anticuerpos o defensas para el organismo). El calostro concentra una mayor cantidad de ellas, por eso lo llaman “la primera vacuna”. Estos anticuerpos son capaces de unirse a los microbios e impedir que causen daño al bebé.

Algunos componentes de la leche materna (lipasa) tienen la propiedad de inactivar algunos parásitos, favorecer la flora del intestino (lactosa) y promover la absorción del calcio.

Los niños alimentados sólo con leche materna durante este periodo de su vida, presentan un menor riesgo de enfermedades infecciosas, menor frecuencia de alergias durante el primer año de vida y en su vida adulta tienen menor riesgo de desarrollar obesidad, diabetes y otras enfermedades crónicas. También, presentan mejores patrones afectivos y emocionales.

Las madres al no tener suficiente leche da lugar a que recurran a otras leches, pensando que así mejoran la alimentación de sus hijos, práctica que limita los beneficios incomparables de la leche materna. Existen técnicas que facilitan el amamantamiento y logran una lactancia exitosa.

 
¿Cómo debe ser la alimentación a partir de los seis meses de vida?

Desde los seis meses de vida, la Organización Mundial de la Salud recomienda que, además de leche materna, el niño(a) coma 2-3 veces al día; entre los 9 a los 11 meses 3 veces al día más un refrigerio nutritivo; y entre los 12 y los 24 meses tres comidas y dos refrigerios nutritivos.

El cambio de alimentación debe iniciarse con preparaciones espesas (purés) pues el estómago de los niños es pequeño y debe concentrarse los nutrientes en porciones chicas (media taza).

Los ingredientes de las preparaciones pueden obtenerse de la olla familiar. En tal sentido se recomienda escoger uno o dos alimentos energéticos principalmente cereales y tubérculos (aproveche los productos de la región), un alimento de origen animal que brinde el aporte de proteínas de alta calidad (hígado de pollo, res, cordero, huevo, pescado, etc.) y dos a tres verduras o frutas que aporten vitaminas y minerales (de preferencia verdes y amarillas).

Es recomendable adicionar una cucharadita de aceite a las comidas principales (desayuno, almuerzo y cena) con el objeto de brindarle un mayor aporte energético a la preparación. Cabe asimismo agregar sobre la importancia estimular al niño mientras se le da de comer, en ningún caso se le debe forzar. En tal sentido tenga en consideración que no es suficiente darle al niño alimentos nutritivos sino que éstos deben ser brindados en un entorno agradable y darle de comer con paciencia y buen humor.

 

“Recuerda que los niños y las niñas son nuestro futuro. Cuídalos, quiérelos, nútrelos”

 

 

Opciones de accesibilidad

Secretaría de Salud